
Para nadie es un secreto que la crianza de un niño es uno de los procesos más complicados a los que deben enfrentarse los padres, sobre todo los primerizos
Es más, en ciertas ocasiones es necesario buscar la ayuda de un psicólogo infantil para tratar diversos cambios en los niños.
Pero, ¿Cuáles serán esos cambios?
7. Situaciones que te indican que debes llevar a tu hijo a un psicólogo infantil
Es muy común preguntarnos cuándo debemos llevar a nuestro hijo a un psicólogo, pues una negligencia por nuestra parte puede atormentarte durante toda la vida.
¡No obstante no te preocupes!
Aquí te proporcionaré una guía que te servirá de ayuda para saber cuáles son las conductas que sí requieren la intervención de un psicólogo infantil.
¡Comencemos!
1. Manifiesta en ocasiones un comportamiento no acorde a su edad
Esto implica que el niño haga una regresión y tenga conductas que no correspondan a lo que está enfrentado.
Por ejemplo, «llevarse el dedo a la boca cuando se sienta ansioso o hacer pataletas o rabietas de bebé a los 6 años».
Estas fijaciones, responden a mecanismos de defensa que hacen que el niño, retroceda psicológicamente a la etapa donde se siente más cómodo para evadir su realidad actual.
2. Es obstinado y hostil sin razón aparente
Otro caso donde se es necesaria la intervención de un psicólogo infantil, es cuando el niño se muestra agresivo, iracundo y lleno de rabia constante sin razón aparente.
Cuando esto pasa, puede ser sinónimo de inconformidades o muchas emociones negativas reprimidas dentro del menor.
También puede ser que vive rodeado de un ambiente violento que le hace vincular las diferentes emociones que está aprendiendo a manifestar con el modelo que repetidamente visualiza y esa percepción debe corregirse.
3. El niño se muestra excesivamente intranquilo y no se concentra
Dentro del desarrollo infantil, es normal que todo niño manifieste momentos de intranquilidad y distracción, pero cuando esto se vuelve excesivo, podríamos estar lidiando con un caso de déficit de atención.
Este problema o trastorno psicológico debe ser tratado por un psicólogo infantil especializado, ya que esta conducta afecta severamente el aprendizaje y produce retraso escolar.
4. Ha cambiado bruscamente su conducta
Los niños con comportamiento inadecuado que antes eran tranquilos y felices, también son punto de observación en la psicología infantil.
Estos cambios bruscos de actitud pueden ser un reflejo de problemas o emociones que aún no saben expresar.
5. Se enferma constantemente sin razón física demostrable
Cuando los niños se enferman repetidamente y el juicio del médico o pediatra es contrario a los síntomas que el niño dice tener.
Si esto sucede, significa que están somatizando emociones y que el ritmo de vida que llevan o las situaciones en su entorno les están afectando de alguna manera y lo exteriorizan a través de las enfermedades.
Lo mejor en esos casos es acudir a un psicoterapeuta para niños que se encargará de averiguar qué es lo que le incomoda y poder ayudarle.
6. Tiene problemas en la escuela de forma notoria
Los problemas en las escuela son señal clave de que algo no anda bien en el desarrollo conductual del niño.
Pero, ¿Qué problemas?
Entre tantos, pueden ser: golpear a sus compañeros sin razón alguna, no prestar atención a las clases, distraerse fácilmente, mostrar ataques de pánico, realizar dibujos fuera de lo común, llorar excesivamente, aislamiento del grupo.
7. Los padres están enfrentando un divorcio
En la sociedad, los divorcios son considerados normales pero, en la mente de un niño esto no es así.
Para ellos, este puede ser un proceso muy traumático que los puede llevar a modificar su conducta volviéndose irritables, necesitados de constante atención, poco eficientes en la escuela o incapaces de estar solos.
Después de un suceso como este, siempre se recomienda la atención de un psicólogo infantil que les ayude a sobrellevar el cambio de rutina donde papá o quizás mamá, ya no vive con ellos sino que les visita.
Afortunadamente, con una buena guía, el niño será capaz de entender que el amor de padres es muy distinto al amor de pareja y que ninguno de los dos ha dejado de amarlo.