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Psicólogos Gandía

Síndrome de Peter Pan

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Nombrado tras el famoso personaje de Disney, el síndrome de Peter Pan se refiere al hecho de que un adulto continúe comportándose como un niño o adolescente, sin ser capaz de asumir las responsabilidades que vienen asociadas a la vida adulta.

¿Cómo identificar a una persona con el Síndrome de Peter Pan?

Se niegan a crecer, manifestando una importante inmadurez emocional acompañada con una fuerte inseguridad además de un temor muy intrusivo de no ser querido por los demás o de ser rechazado por quienes le rodean. Los expertos dicen que se tratan de adultos que se niegan a crecer.

Por lo tanto no pueden asumir los roles propios de la adultez, como lo son los roles de la paternidad, la vida en pareja o un rol profesional.

Las personas que padecen el síndrome de Peter Pan a primera vista pueden parecer felices y despreocupados, pero si profundizas un poco te das cuenta de que enseguida te encuentras sentimientos de soledad y de insatisfacción junto con una dependencia emocional ya que necesitan a su lado a alguien que se encargue de satisfacer sus necesidades y les brinde protección. Esas personas suelen ser los padres, hermanos o su pareja sentimental.

Consecuencias de Síndrome Peter Pan

El padecimiento de esta condición viene acompañado con alteraciones emocionales sustanciales, junto con elevados niveles de ansiedad y tristeza.

Sienten que viven una vida poco realizada, ya que el hecho de no asumir la responsabilidad de sus actos les impide sentir como suyos sus propios logros y virtudes, lo cual tiene un efecto devastador sobre su autoestima.

Adicionalmente a lo anterior se sienten incomprendidos, pues les cuesta mucho percatarse de que tienen un problema, siendo normal que ignoren que padecen el síndrome de Peter Pan hasta que se da una situación crítica que lo pone en evidencia.

Síntomas del Síndrome de Peter Pan

La conducta de una persona con Síndrome de Peter pan se caracteriza, entre muchas cosas, por lo siguiente:

  • No dejan de comportarse como niños o adolescentes, pese a estar bien entrados en la edad adulta.
  • Se niegan a responsabilizarse de sus actos.
  • Se escudan tras mentiras y excusas para intentar disimular su incapacidad para madurar.
  • Inmensa necesidad de atención.
  • Egocentrismo y despreocupación hacia los sentimientos y problemas de los demás.
  • Atracción por la juventud.
  • Intolerancia a la frustración.
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